miércoles, 13 de enero de 2016

Israel (y yo) viajamos a Israel...


Este viaje tenía un significado muy especial, principalmente porque mi marido se llama Israel y porque era el viaje soñado de mi suegro, el cual nos dejó hace unos años.


Tras muchos meses de espera, de ilusión acumulada, de deseo de recorrerlo todo y con muchísimas fe en el corazón e historia en mente, pero también, y lo reconozco, con un poco de miedo a lo desconocido, llego finalmente el día....  

Israel (y yo) nos vamos a Israel....

Viajamos de Barcelona a Madrid, desde donde cogimos un vuelo con destino al Aeropuerto de Ben Gurion International, de Tel Aviv. El vuelo de Air Europa salió puntual, a las 8:20 de la mañana y tras casi 5 horas de vuelo, aterrizamos en Israel.


El servicio de inmigración revisó detenidamente la documentación personal de todos los pasajeros y el personal de aduana se sorprendió muchísimo del nombre de mi marido pero finalmente, nos entregaron una tarjeta rosa personalizada, dándonos la bienvenida y de esta forma, entrada al país. 

La experiencia en el Rent a Car fue larga y un poco complicada, pero finalmente abandonamos el aeropuerto para dirigirnos a Tel Aviv, con un coche de alquiler y sin GPS. Fue una verdadera aventura, con mezcla de suerte y positivismo pero llegamos al centro de la ciudad y por lo tanto, al hotel. 



La primera impresión de la ciudad fue muy extraña, porque se mezclaban de forma totalmente natural, grandes edificios muy modernos junto con construcciones tipo "Bauhaus" (construcciones típicas, realizadas por arquitectos judíos desde los años 30). Tel Aviv tiene el mayor número de edificios en este estilo que ninguna otra ciudad del mundo.



Esa misma noche empezamos nuestro recorrido por la ciudad, disfrutando del ambiente, cenando en un lugar muy autentico (Miznon) y descubriendo la hospitalidad de los israelís. 




Por la mañana, salimos muy pronto a desayunar con la voluntad de recorrer cada rincón de la ciudad. Descubrimos que los bancos hacen cambio de moneda y que los Nuevos Shekel solo se pueden conseguir en las oficinas de cambio. Los cajeros automáticos funcionan sin problema.


Nuestro paseo nos permitió recorrer largas avenidas, bonitos paseos y descubrir preciosos rincones, cafés y museos. Avenidas como Allenby, Rotschild o Dizengoff fueron testigos de nuestro paso por la "Cuidad Blanca" o "La cuidad que nunca duerme".







 

 












Descubrimos el Mercado del Carmel donde comimos y hicimos amistad con un chico venezolano, que dispone de un puesto de Arepas en el mismo mercado. La experiencia fue fantástica pero fue totalmente inesperada.

























 

Terminamos de recorrer el mercado del Carmel y decidimos ir a ver el mar....


















Nuestros pasos nos llevaron hasta Jaffa, puerto muy cercano a Tel Aviv, que según la profecía fue creada por Jaffo, hijo de Noe, 40 años después del diluvio. Se trata de una de las zonas más antigua del mundo, calles estrechas llenas de historia.... Magnífica para ser recorrida con la persona que amas y yo cumplí ese sueño!!




























 



  


Nos dejamos llevar por el ambiente, por las calles bulliciosas, paseamos tranquilamente, bebiendo y comiendo lo que mas nos llamaba la atención. La experiencia fue totalmente positiva. Nos sentimos muy bien recibidos y seguros en todo momento.





















































Al amanecer del tercer día, nos pusimos al volante para viajar hasta Jerusalén.... Tengo que confesar que siento profunda fe y devoción cristiana y que este viaje fue también para mi, un verdadero peregrinaje. Nos alojamos en The Jerusalem Hostel, un hotel muy céntrico, cómodo y a dos pasos de la ciudad vieja. 



Nuestro peregrinaje por la ciudad antigua fue simplemente maravilloso... No tengo palabras para describir lo que sentí cuando cruzamos la puerta de Jaffa, cuando vi el muro de las lamentaciones, cuando recorrimos el Via Crucis y el Santo Sepulcro, cuando paseamos por las estrechas callejuelas recorriendo sus 4 barrios: Judio, Cristiano, Musulmán y Armenio. La Jerusalén bíblica ha sufrido cambios y buena parte de ella descansa bajo la actual. No obstante, sus calles continúan guardando el recuerdo del pasado y las cuatro comunidades conforman una peculiar mezcla matizada por el vestir de cada uno los religiosos.






   




 










































Si tienes fe, debes ir a Jerusalén una vez en tu vida!!


Había fuerzas de seguridad y militares en cada esquina y no sentimos ningún miedo. Rematamos el día paseando y probando comida Kosher, descubriendo que el viernes a medio día, todos los establecimientos se cierran para dar paso a la festividad del Shabat, el cual es considerado según los judíos, como el festivo semanal. No se realiza prácticamente actividad hasta que el sol se acueste, en la tarde del sábado.














Intentamos acercarnos hasta Belén pero por motivos políticos (esta situada en territorio palestino) pero sobre todo por nuestra propia seguridad, dimos media vuelta y regresamos a Jerusalén.



A la mañana siguiente, nos trasladamos hasta Haifa, magnifica ciudad situada en la costa del Mediterráneo, pero decidimos hacer una pequeña excursión hasta el Mar de Galileo....












En Haifa, nos alojamos en un maravilloso hotel, con vistas a la bahía y donde pudimos degustar un excelente desayuno Kosher.




Descubrimos un local llamado "Giraffe", un establecimiento que nos sorprendió por la profesionalidad de sus empleados y por la calidad de los productos que consumimos. Ya estoy deseando regresar allí para volver a degustar todos esos platos.





Por la noche conocimos un pizzero, que lucía camiseta del Betis y que se declaraba fan incondicional pero que no hablaba ni una solo palabra de castellano ni tampoco había pisado nunca nuestro país.... Nos ayudo a comunicarnos con él, una camarera israelí que había aprendido nuestro idioma viendo telenovelas sudamericanas.... realmente momentos únicos!!
Os dejo fotos de Haifa porque, solo de esa forma, os podréis hacer una idea de esta ciudad.







Al día siguiente, nuestro viaje nos condujo hasta Netanya donde un impresionante huracán dejo la ciudad sin luz y produjo grandes daños en arboles, obras y fachadas. Decidimos "huir" del mal tiempo y nos escapamos hasta el Mar Muerto. Tras recorrer el país de punta a punta, muchos kilómetros, un desierto y bajar 400 m por debajo del nivel del mar, llegamos a nuestro destino. Tocar y pisar la sal que recubre el Mar Muerto, fue una experiencia increíble.  










La cantidad de agua que se evapora de él es mayor de la que recibe, por lo que esta masa de agua posee la mayor concentración de sal del mundo (340 gramos por litro de agua).
Se llama Mar Muerto porque su salinidad impide que exista forma de vida alguna en este lago. 

Tras pasar el día en el Mar Muerto, regresamos a Netanya a pasar la noche. Por la mañana, amaneció un precioso día, soleado, que nos permitió pasar la mañana en la playa y hacer mil fotos.... 




















Aquí se terminaba nuestro pequeño viaje, nos encaminamos hacia el aeropuerto pero nos íbamos con miles de imágenes grabadas en la retina y con deseo de regresar otra vez... Ganas de descubrir mas rincones, mas detalles de la historia de este bello país, de esta cultura y religión.

SHALOM


Puri L. González