domingo, 15 de marzo de 2015

Los 7 locales de moda para tomar el Vermut.. según LaVanguardia


Lata-Berna, calle Torrent de les flors, 53
En realidad es más que un local para hacer vermut. Fue ideada así, pero el oficio de Juanjo Martínez –ex chef ejecutivo de hotel Arts– la ha llevado a ser un imprescindible del barrio de Gràcia y no solo por el vermut. Se han especializado en servir la lata como soporte para muchas de sus creaciones pero, dentro de esta hay a veces todo un mundo de sensaciones, sabores y texuras que van más allá de la marca Espinaler. A su steak tartar y a sus bravas les antecede una fama bien merecida.

Bodega 1900 , calle Tamarit, 91 
Es la inclusión que hicieron los hermanos Adrià en el reino del vermut el año pasado. Sirven su propia línea de vermut, La Cala, en la que brillan sus conservas, olivas, fruta seca y patatas. Están justo enfrente de otro de los locales del sello Adrià, Tickets, en la calle Tamarit del Paralelo. Tapas de ayer como los guisados de la casa y otras en las que ofrecen su punto de vista particular sobre el tapeo como sus famosos torreznos de nori con sésamo. Calidad en cualquier caso.

Morro Fi 
Es la vermoutería hípster por excelencia. Concurrida como pocas, sin mesas dentro y con un espacio ínfimo que invita a hacer equilibrismos con el vaso de vuelta a la calle, este local en Consell de Cent con Compte Borrell es peaje necesario para muchos treintañeros antes de decidir dónde comer el fin de semana. Vale la pena hacerse un hueco hasta llegar a su barra para pedir el vermut de la casa (también con vaso serigrafiado para llevar) y sus patatas o cualquiera de los productos que se anuncian en su pizarra. Sus dueños son una pareja de exblogueros que vieron en su afición una forma de negocio más que rentable. Y lo ha sido tanto que trasladaron concepto al barrio de Sant Gervasi bajo un nuevo nombre y local -Mitja Vida- y les dio para una tercera apertura, Dalt De Tot, un local situado cerca de su segunda local, aunque más grande que sus predecesores.

Senyor Vermut, calle Provença, 85
El local de Jordi Miralles no tiene ni dos años, pero ya es un feudo para los amantes del vermut sin límites porque sus 40 variedades distintas de este mágico brebaje garantizan no aburrirse probando y probando. El local tiene mucho encanto y la clientela es tan variada como su carta: de hípsters a familias o abuelos; y de unas bombas espectaculares, a unas bravas que son uno de los secretos mejor guardados de la parte alta del Eixample Esquerra. Estética retro, techos altísimos, paredes de piedra y una terraza bien orientada al sol son otros de sus reclamos.

Casa de tapas Cañota, calle
 Lleida, 7 
Los puristas dirán que el Cañota no es una vermutería y en parte tienen razón. Pero el hermano pequeño del Rías de Galicia es uno de los establecimientos que nunca falta en las guías que repasan las mejores tapas y lugares de vermuteo de Sants-Montjuïc. Sirven tapas de toda la vida, pero con un punto desenfado que comienza por su divertida carta y que sigue con una colorista decoración pirata. El pescado y el marisco que sirven es para muchos motivo por el que peregrinar hasta Plaza España y sentarse horas y horas en su terraza los domingos. Las bravas -cocidas, que no fritas- y la ensaladilla rusa están entre los best seller de la casa como su Vermut original servido en bandeja completa: zamburiñas al natural, navajas en aceite, aceitunas rellenas de anchoa y patatas fritas Bonilla. El vermut que sirven es Montana Perucchi y también vale la pena fijarse en la tapa de su chefs invitado que sirven a modo de colaboración solidaria con la fundación Iván Mañero. La última, un arroz con almejas y txakolí, es de Karlos Arguiñano.

Bar Calders, Carrer del Parlament, 25
El Calders es quizás el mejor exponente del nuevo vermuteo, moderno pero bien entendido. Cervezas de importación, vermut casero -de cuatro tipos distintos-, fritos no aceitosos y conceptos de tapas con una fusión justa. Sus chips bravas, su escalivada y brandada de bacalao traspasan la frontera de Sant Antoni en todas direcciones. Su terraza está ampliamente solicitada y, como no se puede reservar, la paciencia es la única ayuda.

Le Bouchon es el gastrobar de Mercer Hotel, Carrer dels Lledó, 7
Es un hotel boutique ‘de época’ porque tienen entre sus muros parte de la muralla romana de Barcelona. En su Vive Le Bouchon, que es como se llama su 'hora del vermut', sirven tapas, platillos y platos del día en un ambiente informal pese al lujo hotelero. Para el vermut tienen varias ofertas entre las que hay las conservas de calidad de José Peña (mejillones picantes, almejas, sardinillas, berberechos y ventresca de atún). Para beber, vermut Izaguirre que se sirve con las Papadum, unas originales y adictivas chips de garbanzos con comino que deberían estar en todos los bares. También hay la opción de completar el vermut con sus tapas, como las bravas o las sardinas ahumadas con mango y piparra. A finales de marzo incluirán un vermut ‘a la francesa’ con Noilly Prat y accra (unos buñuelos de frijoles con más especias propios del Senegal y que cuando son de morue -de bacalao-, son el típico bocado de la isla de Guadalupe en las Antillas francesas).


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