domingo, 9 de marzo de 2014

Una vivienda rehabilitada en el Born (Bcn)


Egue y Seta han diseñado una vivienda en el barrio del Born de Barcelona en la que han reinterpretado el típico piso del Ensanche barcelonés. Pero en lugar de articularlo a través de un corredor, se ha optado en cambio por girar en torno a una gran cocina-comedor: levantada sobre el tradicional suelo de mosaico hidráulico, la cocina se ofrece como un espacio con profunda vocación social y de entretenimiento más allá de su simple funcionalidad como dependencia de servicio.


Alrededor de este espacio protagonista se disponen, sin proponer apenas espacios de transición, la habitación doble con baño propio y balcón, un salón que puede ser empleado como habitación de invitados, la habitación principal también con baño propio, un aseo auxiliar y un acceso al patio interior de la finca, que se vincula visualmente al inmueble gracias a los jardines internos que se han recreado en él.


Se han querido evitar espacios como vestíbulos, halls o pasillos, para crear una sensación de amplitud en la que además se propagan uniformemente la luz natural y la ventilación al tiempo que se renuncia en cierta medida a la estricta privacidad de las zonas íntimas. Se juega también con las transparencias provocadas por los dos importantes jardines delimitados por grandes cristaleras realizadas a medida en carpintería de madera lacada.


La cocina es la verdadera estrella del piso. Este espacio concebido como profundamente extrovertido y hedonista abarca un tercio de la superficie y representa “un nuevo estilo de vida”. Una mesa confeccionada en madera natural y maciza contrasta con asientos y luminarias de diseño contemporáneo. El aparador de boticario antiguo de hierro forjado y mármol compite con los electrodomésticos de última generación, vencidos y ocultos tras una fachada de madera recuperada.


En el salón, un sofá de piel blanca y líneas puras choca con la textura visual del mosaico hidráulico de Escher y las vigas de madera restauradas. Desde aquí se iluminan, mediante luces orientables, piezas de mobiliario y decoración que los dueños han ido encontrando paulatinamente a lo largo de viajes alrededor del mundo y paseos por el barrio del Borne, personalizando de forma progresiva el espacio y haciéndolo cada vez más único y acogedor. En lugar de televisión, la blanca pared desprovista de decoración sirve a modo de pantalla. Un original botellero se dispone bajo las baldas bajas también blancas.


Los tres cuartos de baño son tratados como áreas de relax que deben gozar de amplitud e iluminación preferente, tres instancias muy poco tradicionales que ofrecen a cambio confort y originalidad. Mármol de recuperación; mosaico de vidrio blanco con aristas redondeadas de media caña; grifería y herrajes de acero inoxidable; grandes mamparas de cristal transparente y de nuevo, muros vegetales de un vibrante verdor configuran estos tres espacios.


vía diariodisegn.com

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